Historias 1...

Uno de los problemas si estás demasiado feliz es que no hay un regalo que realmente sea satisfactorio... ¿Qué darás al papá más feliz del mundo? O ¿a la mamá más sonriente del planeta? ¿Qué puedes tú ofrecer a los hermanos más increíbles que hay?
Así que Amelita salió un día de casa, bien temprano. Ella compró varios chocolates, papel muy bonito - de estos que Doña Mafalda, la profesora, siempre le pide para traer y hacer cosas bonitas en el aula - y otras cositas, gastando todo el dinero que su tía le había dado, como un regalo adelantado.
Llegó a la casa, se encerró en la habitación y creó sus regalos...
En la noche, cuando todos abrían los regalos, todos ya estaban felices - como Amelita había previsto, no había como hacer a alguien más feliz, si ya es la más feliz. Pero, cuando llegó la vez de sus regalos, las caras cambiaron.
A cada uno ella regaló un corazoncito hecho con el papel bonito, atado al chocolate. Solo eso, nada más. Emocionados, uno a uno vinieron y abrazaron dulcemente Amelita, quien tuvo la seguridad que su regalo - unos sencillos chocolates con un papelito en forma de corazón - era el mejor de todos. Después de todo, el amor que ella puso en ellos los hizo así.

*
Lo único que él quería era un regalito...
Por eso fue y tomó las manzanas que estaban ahí, a la vista de todos. Pero lo vieron, y ahora está aquí, en la policía...
El regalo era para su mamá, pero él ya conocía a esos policías, y sabía que ellos no tenían corazón para alguien como él. Para ellos, él era un vago... Alguien que no quería trabajar. Pero, se supone que él no debería trabajar - con solo once años, Jair tenía que estudiar y no trabajar.
Hace dos años, cuando su papá se fue, que él ha tenido que trabajar. Y no gana tan mal, lavando carros en estacionamientos o haciendo entregas para la Sra. Josefa, quien produce unas tortas muy ricas - claro que él mismo no las come, pero recuerda su sabor, del tiempo que su papé estaba vivo.
El dinero no le alcanza para regalos, sin embargo, y este año, realmente quería darle algo al menos a su mamá. Manzanas, nada más que manzanas.
Una hora... pasó una hora hasta que Jair escuchó risas y música, parece que estaban en plena fiesta. ¡Fiesta! Jair no había ido a fiestas por muchos años, incluso antes de su papá irse.
De repente, aparece el "comandante", como todos lo llaman, el capitán que dirige este recinto policial. Toma de una llave y abre la pequeña celda. Le sonríe a Jair y le dice: ¡Feliz navidad! Los muchachos aquí (indicando los policías que lo capturaron) creen que tú eres un buen muchacho. Me explicaron que la primera vez que te capturaron, fue falso, y ahora, estabas llevando manzanas... Dime, Jair, ¿por qué querías llevar manzanas?
Parece que le habían cortado la lengua, pero Jair no lograba hablar... El comandante tuvo que repetir dos veces la pregunta, hasta que le contó que quería llevar para darle de regalo a su mamá.
Jair no alzó los ojos; si lo hubiera hecho, vería un cambio profundo en los ojos del capitán y los policías. Órdenes aquí, órdenes allá, sin darse cuenta, Jair estaba en el carro de los policías. Escuchó la fiesta, mientras se cerraba la puerta del recinto...
Pronto, estaba delante de su casa. Los policías iban con él, pero sin presionarlo. Uno de ellos llevaba un paquete. Al llegar el apartamento, su mamá abrió la puerta y se lanzó a abrazarlo y acariciarlo. Entonces, los policías le dijeron que ella tenía un hijo fantástico y que entre todos, en la policía, decidieron darle un regalo a su familia. Sin lograr creerlo, Jair miró el policía dándole a su mamá el paquete y despidiéndose con un "feliz navidad".
Dentro del paquete, manzanas. Muchas manzanas, para toda la familia...

*
Glorita le pidió a sus padres, la última vez que pudo pedir algo, volar. Y ahora, wow, ¡está volando!
Muy alto, Glorita vuela, sin ningún soporte, sin nada. Claro, hoy es Navidad, los papás deben haber esperado hasta ese día para entregarle este regalo. ¿Cómo lo harían?, piensa la inteligente Glorita, buscando alas en su espalda, un cohete, o algo que indicara que estaba volando. Pero no había nada.
Bueno, pronto le dirán que era. Extraño que no estén por aquí, pero el regalo debe ser tan especial. ¡VAMOS!
Primero, Paris. Allá está la Torre Eiffel, wow, ¡qué rápido!  Ahora, Moscú, Beijing, Rio...
A Glorita siempre le encantó la geografía y con un pensamiento, ella vuela a toda parte a ver las maravillas de todos lados, terminando en la India, adónde su familia quiere ir en dos años - su mamá había ido muchas veces en el pasado. Ella se recuerda un sitio, una montaña, un lugar muy bonito - su mamá tiene fotos de ahí. Así que vuela allá y se sienta en la roca, tomando el sol del final de la tarde...
- Está sonriendo... ¿No es bonito, querida?
- Sí... - le contesta su esposa, en tono bajo, algo que es innecesario, pues su hija Gloria no les puede escuchar... - Es que es Navidad, hoy, yo estoy segura que ella sabe que es Navidad. Estoy segura que ahora mismo está disfrutando de un regalo. Un regalo mágico, que la hace sonreír...
Antes de salir de la habitación del hospital, ellos apagan las luces.

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