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Mostrando las entradas de agosto, 2018

Yo lo sé todo…

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Solo sé que nada sé… Te cuento algo: ¡Lo sé todo! Y tú también. ¿Cómo? Piensa en una semilla: ella tiene todo el conocimiento implícito sobre el árbol que está contenido en ella. La semilla sabe cuántas hojas tendrá, cuántos frutos dará y en cuánto tiempo los producirá, pero es un conocimiento inerte, quieto, que espera su momento adecuado para convertirse en realidad. Si la semilla pudiera hablar, ¡cuánto no diría! Piensa en ti mismo: tienes todo el conocimiento implícito sobre el ser humano que eres. Intuitivamente conoces tus propios talentos, cualidades, virtudes, defectos, potenciales, etc. Si solo pudieras hablar… O más bien, si puedes conectarte con tu propio ser. Haz un experimento: la próxima vez que tengas algún problema en tu vida, alguna frustración o algo que no esté funcionando, siéntate contigo mism@ y conversa sobre eso. Deja que las ideas fluyan y escucha las soluciones que vienen a tu mente. Eres un ser completo y todo el conocimiento está en

Persistir, un camino hacia el éxito

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El éxito parece que no llega… Ya probaste de todo, ya diste todo lo que tenías y aun así, ¡nada! ¿Qué hacer? La primera opción es desistir o resignarse al destino, arreglar la vida tal como está y olvidar que se puede ser exitoso. Suena duro, pero es la opción del a vasta mayoría que en un cierto momento de sus existencias decide archivar de forma definitiva (o borrar) sus sueños y contentarse con lo que les tocó . Para esas personas, el éxito pasa a ser un milagro por venir… Hay aquellos que son luchadores , quienes pelean y discuten constantemente en su camino hacia el triunfo. Si una puerta se cierra para ellos, simplemente la tratan de derrumbar; si no logran, se enojan y siguen luchando. Es una segunda opción con gran número de seguidores quienes se caracterizan por una vida de lucha incesante. Para esas personas, el éxito es fruto de muchos sacrificios. Hay un tercer grupo de personas quienes igualmente persiguen el éxito, pero no se encajan en la idea de desi

Solo sé que nada sé…

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Hay una ironía en esta frase: por un lado, expresa la humildad del que habla, lo que es bonito e inspirador. Por otro lado, hace un tiempo cuando utilicé esta frase, inmediatamente me tocó algo: ¿cómo así que no sé nada? No es verdad: sé mucho de informática, de idiomas, del mundo, de empresas, de liderazgo, de trabajo en equipo, de espiritualidad, de meditación, de gente, de… ¡tantas cosas! Desde ese momento, empecé en realidad a sentir la fortuna de saber tanto, de que la vida me haya dado oportunidades inestimables de conocer el mundo y tener tantos maestros y profesores, como tú por ejemplo. Si tomas la frase por su sabiduría, sin embargo, significa algo del cual debo siempre ser cuidadoso: aunque sé mucho, es posible que mi conocimiento no sea útil en algún momento. Me pasó con el tema de la informática, un área que dominé por muchos años y abandoné hace unos 20 años y en la cual soy hoy en día ignorante. En realidad, pasa a diario, pues el conocimiento no es algo

El camino del éxito empieza en renunciar… ¿será?

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Una mujer desde niña buscó el éxito, así que decidió dejar a un lado los juguetes y otros distractores, enfocándose solamente en sacar las mejores notas y ser la mejor en todo lo relacionado a la escuela. En la universidad, se dedicó de lleno a sus estudios, evitando cualquier contacto social o cualquier actividad que le hiciera perder unos preciosos puntos en la academia. Cuando comenzó a trabajar, toda su energía y enfoque estaba en lo que hacía; todas las relaciones estaban encuadradas en este contexto, así que no tuvo tiempo de hacer amigos, crear familia, cuidar su salud o, bueno, vivir más allá de las paredes de su oficina. Éxito logró: famosa, su foto aparecía en muchas partes e historias eran contadas y cantadas sobre ella… Entonces, un día, decidió hacerse la pregunta más difícil de su vida: ¿Valió la Pena? ¿Habría valido la pena no haber tenido amigos, familia, no haber dedicado tiempo a su salud, su espiritualidad, su infancia y todo lo que no estaba rela