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Mostrando las entradas de febrero, 2017

Más allá del cuerpo, una experiencia espiritual

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En el oriente, comparan la relación entre el cuerpo y el alma como un pájaro enjaulado y, claro, el pájaro es el alma que no logra volar plenamente debido a la prisión en que vive. En la espiritualidad encontré la llave para abrir esa jaula y experimentar la aventura de volar, lejos del confort corporal. Hay dos ejercicios básicos que practico y que pueden ser útiles. El primer ejercicio es la meditación. Más propiamente, el raja yoga , un yoga meditativo que practico por más de 30 años. Todos los días, experimento la esencia de mi ser que es muy diferente de lo que veo en el espejo, de lo que toco u oigo. La sensación es cómo si físicamente estuviera volando… El resultado es que me siento más liviano, libre de las cargas normales que una persona, y más poderoso, con la energía capaz de superar lo que me bloquea. El segundo ejercicio es la experiencia de meditación en la acción. Mientras camino, converso, como o digito este texto, me conecto a una nueva consciencia. E

Jugando con fuego…

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En los mitos e historias antiguas, el fuego es mostrado muchas veces como un elemento purificador. En el clásico hindú Ramayana , Sita, después de haber sido raptada por el demonio Ravan, se ve obligada a pasar por el fuego con el fin de probar su pureza. Todavía en la India cuando hay graves problemas, se enciende una yagya , un fuego sagrado, con el fin de purificar el mal y eliminar el problema, algo que han estado haciendo hace muchos siglos. Uno de los ejercicios de meditación es el de activar el volcán interno, quemando la negatividad del ser y puede ser muy útil cuando hay situaciones duras por las que la persona pasa. Lo primero es prepararse bien: este ejercicio funciona mejor en las horas de la madrugada, así que es bueno dormir bien la noche anterior, amanecer con ánimo, tomar mucha agua o lo que el cuerpo pida en ese momento, y sentarse muy consciente. Ya sentado, la experiencia empieza por visualizarse como un punto de luz, un alma de luz infinitamente pequeñ

Culpable… ¿o no?

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Al crecer con mi prima, una de las cosas que recuerdo es que cuando alguno de nosotros rompía algo, el que lo hacía inmediatamente culpaba a otro. Era casi chistoso ver la cara de confusión de la abuela que no sabía a quién castigar por tal acto. Décadas después, este tipo de comportamiento ha seguido y se ha generalizado en el mundo entero, pues es mucho más fácil culpar a alguien más que asumir la culpa. Sin embargo, no estamos hablando de un vaso o un florero; muchas veces se tratan de problemas serios ambientales, relacionales o de salud, donde el chiste termina cayendo en el que no asume la culpa. En algún momento, detuve esto. Aún no es 100%, pero al menos todas las veces que me siento mal por algo que pasa no culpo a nadie… ¿Qué hago entonces? En primer lugar, verifico qué sucedió y que yo haya hecho mi parte en el tema. Es importante entender cuál fue mi participación. Cambio la perspectiva de culpa a responsabilidad . Los culpables van a la cárcel, para no

El descubrimiento de nuevas tierras, a una edad avanzada

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Hace poco, tuve un reto muy interesante. Gran parte de mi trabajo fue dedicado, hace unos años, a lo que se llama outdoor training , o sea, capacitación en campo abierto. Fueron momentos muy enriquecedores no solo del punto de vista laboral, sino financiero, emocional, físico y mental. Yo, que tuve una infancia dentro de mi casa, protegido de diversos monstruos personales, descubrí que a mí me gustaba – y me gusta – el campo. Cosas pasaron y mis actividades de outdoor fueron volviéndose más y más limitadas, así que, con gran sorpresa y alegría, recibí la noticia de un trabajo que me salió, después de unos 4 años de negociación, basado en esta técnica. Allá, bien al fondo de mi mente, había un pequeño miedo, pues muchos años pasaron y, bueno, el cuerpo ahora tiene una cierta edad… Si bien el primer día fue duro – ¡durísimo! – fue debido a la falta de práctica. El segundo día tuvo el reto de un exceso de personas, pero lo moví bien y el último día, fue perfecto. Sí