La mayor victoria comienza con el paso más pequeño

Algunas personas piensan en una victoria como algo grandioso, una película épica en proceso, con trompetas sonando y mucho más. La realidad es que, y probablemente ya lo sepas, la mayoría de los momentos de victoria son bastante comunes.

Pueden venir cuando hacemos una gran venta, se aprueba un proyecto maravilloso que propusimos, nuestr@ hij@ recibe un premio o un@ muy buen@ amig@ se recupera de una enfermedad. Es un sentimiento de que nada puede detenernos y la realidad se dobla ante nuestros deseos.

No hay una fórmula para la victoria y, sin embargo, no es una cuestión de suerte. Surge del esfuerzo y el pensamiento, la victoria nace de la determinación y la dedicación, y se basa en la concentración y la paciencia.

Sin embargo, hay algo en común con todo tipo de victoria: el primer paso suele ser pequeño. La gran venta comenzó con una llamada o una respuesta a una consulta; el proyecto surgió de una conversación con unos amigos; el premio es fruto de una buena crianza, de hablar con el@ niñ@ y motivarl@, y la recuperación del amigo comenzó con una búsqueda en Google...

Piensa en tu victoria más reciente y cuanto más lo piensas, te das cuenta de que hay un pequeño paso que te llevaría a ese momento de victoria.

Entonces, ¿qué tal si cuidamos de esos pasos? Sí, la mayoría de las veces no somos conscientes de cuál paso nos va a llevar hacia esa victoria, pero podemos ser más conscientes y movernos con más concentración, ayudando a que la victoria llegue.




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