Agitadas navidades


Los años pasan y por ahí dicen que pasan cada vez más rápidos. En una de las escuelas de Brahma Kumaris, el título para la conferencia era algo como SE NOS VINO DICIEMBRE...

Y esta es la sensación que muchas personas comparten conmigo - de como el tiempo se aceleró. Si es verdad o no, dejo para que usted decida. Lo que es cierto es que cada vez es más difícil a jóvenes o viejos discernir qué sucedió cuándo. Los años se mezclan en el agitado ritmo que marca el comienzo del fin del primer decenio de este siglo tan esperado, tan deseado y para muchos, tan decepcionante; si el siglo XX fue marcado por las barbaries, el siglo XXI arranca como un siglo sin novedades, sin los cambios que deseábamos tanto.

Son finales de año cada vez más rápidos y caóticos - yo mismo haré un viaje no planeado, así que tengo que comprimir 20 días de trabajo esperado preparando algo importante para el 2010, en una sola semana. Recuerdo que hace unos años tenía la iniciativa de desde esta época hablarle a todos FELIZ NAVIDAD a la hora de contestarles y me doy cuenta que no lo estoy haciendo. Bueno, nadie tampoco me ha saludado al recibir una llamada mía. La prisa y el afán dominan estas épocas. El problema de toda esta velocidad es que nos olvidamos lo importante y nos fijamos solamente en lo físico. Les cuento una historia personal.

Mi mamá me creó con todo empeño y dedicación posible. Era separada, vivíamos con su familia y no teníamos tantos recursos, pero en la navidad solía darme siempre los mejores regalos. Una vez, le pedí algo que en portugués decimos AUTORAMA y creo que en español llaman PISTA DE CARROS, consiste en una réplica en juguete de una competencia de fórmula uno. Realmente, estuve feliz y recuerdo todavía mi gran felicidad... ¡y tremenda decepción! Los adultos, temerosos que yo dañara el juguete, lo tomaron la noche que lo gané y lo rompieron. Al llegar al día 25, tenía un superjuguete roto de forma irreparable.

Pero es solo ahora que me doy cuenta que se me olvidó algo importantísimo: si para mí fue una frustración, ¿cómo se habría sentido la persona que me lo dio? ¿Cuánto habría gastado para comprarlo (probablemente no lo pagó en efectivo)? ¿Será que lloraría como yo lloré?

Se me olvidó que lo importante no fue un juguete que, de otras formas, hoy probablemente estaría roto igualmente; me olvidé lo importante que era de que alguien recordara qué quería. Más que eso, qué alguien realmente me quisiera.

Hoy en día no doy regalos de navidad o cumpleaño, pero siempre tengo algo para alguien. Hoy en día no valoro tanto lo físico que pueda llegar a mis manos, sino la energía con el que viene, el poder que se utilizó para transformar el amor, algo tan transcendental e invisible, en materia.

Hoy, te escribo este email porque eres importante para mí. No eres una dirección de email más - para mí el internet es un medio de servir rápido, no de perder el sentido del servir.

Hoy, quise recordarte que pronto será navidad. Quise recordarte de que no te aceleres tanto y que a la hora de dar algo físico, qué esto sea tu amor materializado por la otra persona.

Hoy, te quiero desear lo mejor para este fin de 2009 y comienzo de 2010. Y que continúes conmigo por muchos años más.


Un grande abrazo espiritual, Marcelo
P.D. 1 - Viajo el 15 a Brasil, después de varios años, regreso el 4 de enero a Colombia.
P.D. 2 - Si tienes tiempo - y estoy seguro que lo tendrás - aprovecha esta época para aprender a meditar, vale la pena.
P.D. 3 - Este email es un regalo para el mundo, si lo quieres reenviarlo, hazlo.
P.D. 4 - Visita mi blog, ahí coloqué este mismo texto. http://autolider.blogspot.com/2009/12/agitadas-navidades.html

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