La esencia de bondad

Hace un par de años, mientras caminaba por la calle, pasé bien cerca de un niño muy pequeño, quien no tardó en sonreírme y saludarme.

Mi primera reacción fue: ¡qué peligro!, algo mal le puede pasar a este niño.

Más tarde, mi reacción fue: ¿qué me pasa?

Sí, lo que antes solía ser normal e incluso algo bien educado, se ha vuelto un peligro para la sociedad: sonreír, saludar.

Antes solíamos hacerlo sin pensar, confiar sin papel escrito y creer en el otro. Hoy en día…

Algunos son cínicos y justifican eso con la condición presente humana.

Otros lamentan la pérdida de esa inocencia social.

¿Qué pasó?

Más allá de índices de crímenes o el aumento del miedo, nos hemos vuelto seres muy complejos y es hora de retornar a nuestra esencia, esa esencia de bondad que todos tenemos internamente.

Sí, tal vez no seamos tan inocentes como antes y es muy probable que las ciudades no mejoren en su seguridad. Pero al concentrarnos en nuestra propia bondad, podremos ver el otro no como un enemigo, sino como un ser humano, con sus sueños y proyectos.

Tal vez ese ser humano pase por ciertos días complicados, o esté en una dura etapa de su vida y, debido a eso, reaccione mal a mi presencia.

Tal vez esta persona que es tan grandiosa, hoy esté representando un papel negativo, como en una obra de teatro.

Pero al conectarme a mi propia bondad, regalaré algo a este individuo, le entregaré lo mejor de mí mismo sin realmente esperar un retorno. Liberado de esa sutil deuda, no es imposible que me devuelvan lo mejor de sí mismos.

De la esencia de bondad, cosas maravillosas van a surgir y los demás, al experimentar mi bondad, naturalmente despertarán la suya.

¿Qué esperas para conectarte a esa esencia?




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