Oops… ¡Ya casi termina el año!


Un día, hace casi un año, te hiciste a ti mismo unas promesas… ¿O eran compromisos? ¿Deseos, sueños?

Bueno, no importa, pero sé, estoy seguro y tengo total certeza que en algún momento pensaste: Este año será diferente…

Ahora que c a s i  se termina el año, es hora de revisar qué pasó con todas esas brillantes ideas y metas.

Sin broma: si quieres REALMENTE hacerlo, te sugiero separar un tiempo para ti mism@. Si puedes ir a un retiro, mejor, pero si no, simplemente siéntate de forma cómoda, en soledad o con otras personas que comparten tu deseo de revisar qué sucedió en ese increíble capítulo de sus vidas, y…

Primero, entra en un estado de paz y tranquilidad… Toma tu tiempo para llegar a este estado, donde haya total calma en tu mente. ¿Quién soy yo?

Segundo, pregúntate con honestidad y sinceridad: ¿Qué he logrado este año? No menosprecies los pequeños logros, pues a la larga, se convertirán en grandes cambios en tu vida. Tampoco sobrevalores lo que hiciste; recuerda que la humildad es fundamental para una autopercepción sana. El equilibrio entre las dos percepciones te ayuda en el fortalecimiento de tu autoestima.

Tercero, es clave comprender los… fracasos… momentos débiles… retos que no fueron superados. No importa que nombre le des, corresponde a lo que no lograste aunque trataste. ¿Qué he aprendido este año? Concéntrate en convertir el fracaso en éxito, o sea, en lecciones valiosas para los próximos años.

Cuarto, ¿qué puedo hacer en estos días que faltan? Prioriza tus acciones y enfócate en los logros que no obtuviste, pero que aún puedes hacerlo. Sueña un poquito más y busca extender tu potencial más allá de la presente capacidad.


Tienes poco más de un mes para despedirte de este maravilloso y memorable año…
  1. ¿Quién soy yo?
  2. ¿Qué he logrado este año?
  3. ¿Qué he aprendido este año?
  4. ¿Qué puedo hacer en estos días que faltan?

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Los vicios del alma

Todo lo que deseas está al otro lado del miedo

Como evitar las trampas del ego