Alguien que encontré en el camino...


Cuando era niño y adolescente, entre mis tantas fantasías, había la de encontrar a alguien especial. No tanto una pareja, pero sí alguien que me inspirara, el modelo que nunca teve y siempre lo quise.

Creo que todos hemos tenido una persona que nos mistificara. Alguien que nos mostrara que la vida que llevamos puede Y DEBE ser diferente de la que es. Alguien que nos indicara con su propia vida, la manera de hacerlo distinto.

Esta persona que es la que ha inspirado la mayor parte de mi vida, empezó su vida en el siglo XIX. Nació en una aldea de la antigua India, su papá era maestro y desde temprano le inculcó valores que serían muy importantes en todo el resto de su viaje por el planeta.

Logró salir de la pobreza y entró en la riqueza de los comerciantes de joyas. Vivió entre la fascinante Bombay y la moderna Calcutá, fue proveedor de joyas a la familia real del Nepal, pero no perdió su interés en los valores humanos. Era un hombre distinto, quien ofrecía fiestas vegetarianas no muy apreciadas por sus amigos quienes esperaban algo más occidentalizado.

Un día, decidió jubilarse y con esta intención se fue a una ciudad sagrada de la India, donde una serie de visiones le indicó que lo que tenía que hacer era totalmente diferente. En vez de jubilarse, empezó a vivir: dedicó toda su riqueza a crear una fundación y comenzó el trabajo de ayudar el ser humano a reconectarse consigo mismo, con Dios y con la vida.

Lo encontré cuando ya llevaba catorce años de fallecido - a través de sus palabras, del legado que ví impreso en un conocimiento para mí inusitado y de otras personas que con él vivieron. Fue en mi día de cumpleaños, el doce de enero, cuando empecé el mismo camino que un día él trazó.

Llevo 26 años siguiendo estos pasos de transformación. A veces, cuando el viaje no parece tan fácil, recuerdo su rostro, sus ojos y el amor que tuvo en esta tarea - y continúo. Aquí estoy todavía.

El próximo día 18 de enero, lo estaré recordando y te invito. Si quieres, entra en sintonía contigo mismo, con Dios y con tu familia humana. Habrá cientos de miles de personas recordando no tanto a un hombre, sino a su legado de poder espiritual, Prajapita Brahma.




* El título se refiere a una canción de una antigua película hindú, donde se dice algo como "porque encontré a alguien en el camino, no hay nada que me interese".

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