A la Madre Tierra

 

Una de las más poderosas yoginis que conocí decía que Dios es nuestro Padre, la Tierra es nuestra madre. ¿Cuán bien la estamos cuidando?

Durante milenios, la Tierra nos ha estado cuidando: alimentándonos, dándonos aire y agua, calentándonos y refrescándonos.

Ahora, en este milenio, nos damos cuenta que las cosas se invirtieron y nos tocó servir a nuestra vieja y amable madre.

Tal vez como un deber. Tal vez como la única forma de nuestra propia supervivencia. Tal vez por amor…

 

Y si es por amor, sería bueno revisar algunas cosas.

  • ¿Cuánto estoy construyendo o destruyendo de forma innecesaria? ¿Cuánto
    mis acciones están afectando a otros habilitantes del planeta?
  • ¿De qué forma aprovecho los recursos de forma óptima? ¿Cuál es mi índice de reciclaje, con relación a lo que uso?
  • ¿Cuánto venero la tierra a partir de respetarla y respetar lo que ella me entrega? Por ejemplo, ¿Cómo son mis hábitos alimenticios y su impacto en la tierra?

 

Reflexionando más profundamente:

  • ¿Cuáles son mis pensamientos con relación a la tierra?
  • ¿Qué sentimientos nutro hacia mi Madre Tierra?
  • En mis palabras y acciones, ¿cuánto cuidado tomo para no sentir emociones negativas que puedan influir en el planeta?
  • ¿De qué forma mis cualidades y poderes internos están contribuyendo a un mejor planeta?

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