El poder de las pequeñas cosas

 

¿Un pequeño gesto ha cambiado tu vida alguna vez? Cuando era pequeño, leí un libro sobre un niño con un pulgar verde. Dondequiera que tocara el suelo, plantas florecían. Esa historia tocó mi imaginación y dio forma a mis sueños.

Años más tarde, comencé a darme cuenta de que el mundo está lleno de pulgares verdes: pequeños gestos, acciones sencillas, palabras amables, un video corto o unas pocas líneas de texto que crean un efecto en cadena y provocan un cambio real.

Sí, realmente creo que los grandes cambios pueden venir de pequeñas acciones. Podría ser como el efecto mariposa, o una cadena de dominós: sutil al principio, pero poderoso al final.

¿Cómo? A partir de mi experiencia y observaciones, he notado algunas cosas importantes y aquí hay algunos ejemplos:

A veces, los cambios más grandes no son visibles de inmediato. Tomemos  el cambio climático, por ejemplo. La gente había estado hablando de ello durante décadas, pero se necesitó una pequeña niña escandinava para desafiar al mundo y hacer que escuchara. El cambio que provocó no fue solo en la conciencia: la gente empezó a actuar, a cambiar, a preocuparse de formas más prácticas.

En mi caso, como vegetariano, algo que me molestaba era que no podía comer pastel. Me encantó el pastel (tiempo pasado...), pero las recetas tradicionales requerían huevos. Durante años, no hubo pastel. Entonces, un día, alguien trajo un reemplazo de óvulo de los EE. UU., ¡Era celestial! Más tarde, a modo de prueba, alguien hizo un pastel sin huevo, pero estaba demasiado aceitoso... Yo también lo probé, el mismo resultado. Pero poco a poco, la técnica mejoró. Ahora, los deliciosos pasteles sin huevo están en todas partes, incluso los sin gluten y sin lácteos. Un pequeño cambio, pero un gran cambio en lo que es posible.

Cuando era niña, a menudo me sentía perdida. No recibí mucha orientación de mi madre, mis abuelos o mis tías. No los culpo, tenían sus propias limitaciones. Pero eso significaba que tenía que resolver muchas cosas por mi cuenta. Una de las partes más difíciles fue no saber qué hacer con mi vida, sin un camino claro, sin una profesión a seguir. Es por eso que todavía recuerdo con tanta claridad la primera vez que alguien me dio una oportunidad, un pequeño gesto cuando aceptaron contratarme, a pesar de que no tenía muchos conocimientos de informática. Ese momento lo cambió todo. Me dio una verdadera profesión y me ayudó a dar forma a una nueva vida.

Tal vez todos tenemos un pulgar verde para las personas, los sueños y las ideas. Tocamos el mundo a través de nuestras acciones, incluso de pequeños gestos.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Sanando internamente

Los vicios del alma

Branding, ¿ser o no ser?