De las dudas a la certeza


La incertidumbre ha generado muchos procesos, tanto en la sociedad como dentro de cada uno, y me gustaría tocar uno en específico: las dudas.

No hablo de las dudas que estimulan el pensar, que estimulan descubrimientos y realizaciones.

Tampoco hablo de las dudas pertinentes al aprendizaje - ¿cómo aprender si no tienes dudas?

Hablo de las dudas que están normalmente relacionadas a tres aspectos:

  • El ser. La incertidumbre me hace dudar de mi propia capacidad, de mi identidad como ser humano y mi rol en la sociedad. Una experiencia persona – después de mucho tiempo, logré un bonito trabajo, pero me di cuenta que estaba dudando de mi propia capacidad. Si bien es cierto que el proceso había sido ingeniado por otra persona, muy distinta a mí, yo tenía el conocimiento y las habilidades suficientes para hacerlo realidad; esta fe en mi propia capacidad ayuda a que se disiparan las dudas y se lograra éxito.
  • Los demás. Muchas historias corren por el mundo de familias que se deshicieron como fruto de la cuarentena (felizmente, muchas historias mostraron el efecto opuesto, con familias uniéndose mucho). Aún personas que se conocen mucho empezaron a dudar del otro y la clave de las dudas relacionadas con otras personas está en el nivel de confianza que se tenía hasta este momento, sumado a la eliminación o por lo menos un ajuste en las expectativas con relación al otro.
  • El entorno en general. Trabajo, vecindario, ciudad, país… Las personas parecen que están en contra de todos porque las dudas abundan y lo que antes se consideraba verdadero, hoy parece que es contra la realidad. La mejor manera de superar esas dudas es 1) no creer en cualquier que te digan, aunque sea una persona que sueles confiar y 2) estar abiert@ a las muchas posibilidades. Por último, el perdón ayuda a superar la percepción negativa hacia los demás.

 

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