¿Todavía yo soy yo?


Algo de lo que pocas personas hablan es cómo las crisis cambian a las personas, para bien y para mal. Tal vez surja un nuevo temperamento o una increíble capacidad para lidiar con situaciones difíciles que convierten a una persona común en un héroe.

Eso también es parte del autocuidado: evitar que el yo se contamine o sufra un estrés postraumático tan grave después de una crisis que puede volverse casi irreconocible.

El autocuidado en este caso comienza con saber exactamente la respuesta para este interesante acertijo: ¿Quién soy yo? La idea detrás es que si no se conoce a sí mismo, es fácil perderse en el huracán de las situaciones y se puede adaptarse de manera negativa como la rana...

Hace muchos años, solía quedarme durante las vacaciones en la playa junto con mi abuela, ya fallecida.
Una vez, ella estaba cocinando algo, así que dejó agua en la estufa mientras salíamos a hacer algo.
Cuando volvimos, el agua estaba hirviendo. Pudimos ver el humo, pero ella había dejado la olla abierta y había una sorpresa...
¡Una rana estaba adentro!

La leyenda dice que una rana saltaría al agua hirviendo y, debido a su fisiología, se adaptaría a la temperatura; sin saberlo, comenzaría a cocinarse y cuando se diera cuenta del peligro, sería demasiado tarde...

Tal vez ese sea el caso cuando ocurre una crisis, porque nos adaptamos, lo que es bueno, pero es posible que empecemos a perder algunos de nuestros principios, valores más preciados, conciencia y actitud. Comenzamos a cambiar como personas

Al reflexionar sobre sí mismo y su profundidad, el individuo aprende más sobre uno mismo y puede mantener sus valores, principios, conciencia, actitud y todo lo que es importante y precioso, sin importar la crisis que esté ocurriendo.

De hecho, esto ayudará a superar los obstáculos y avanzar a otro nivel, cuidando el yo todo el tiempo.

Esto es parte de una serie de publicaciones sobre autocuidado.

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