Cultivando un tesoro no tan valorado
Hablar de valores es un tema interesante. Después de todo, a
todos nos encanta tener amigos alegres,
padres pacíficos y compañeros de
trabajo honestos. Pero se piensa poco
sobre cómo aparecieron...
¿Por qué Ricardo es tan feliz? ¿Es que algo sucedió en su vida y por
eso es así? Genética?
¿Por qué tus padres son tan pacíficos? Los padres de Ana siempre están perturbados
o enojados... ¿Tiene eso algo que ver con sus creencias?
¿Y qué hay de María? Nunca escuché una mentira salir de su boca durante
todo el tiempo que estuve trabajando con ella y ¡no entiendo cómo eso es
posible!
Pero cuando los valores están bajo amenaza, y las crisis
crean un ambiente interesante que amenaza nuestros valores más profundos, es
hora de repensarlos, revisarlos y reforzarlos.
Ricardo ha perdido a su madre y está en una profunda depresión.
Uno de tus padres había tenido una aventura y eso está afectando mucho
sus vidas.
¡Y María finalmente mintió! Todo porque quería mi puesto en la empresa.
Esto es parte del autocuidado: atesorar sus valores. Aunque a menudo no notas su importancia, la
realidad es que afectan tus relaciones y la forma en que te relacionas con tu
entorno.
Lo primero que debes hacer es repensarlos en relación con la situación actual. Por ejemplo, ¿cómo puede ser feliz Ricardo ahora que su
madre se fue? Una buena respuesta podría ser que a ella le gustaría que siguiera siendo feliz después de su partida.
La respuesta más difícil y profunda es encontrar las raíces de la felicidad y
trabajar en ellas.
Lo segundo es revisar
los valores. Por ejemplo, tal vez tus
padres ya no puedan ser pacíficos, pero ¿por qué no ser estables o asertivos?
Los valores pueden ser intercambiables y si un valor ya no funciona en una situación,
otro puede reemplazarlos. Si quieres profundizar aún más, puedes pensar en la
paz y de dónde viene, cómo ser pacífic@ incluso en circunstancias terribles.
Lo último es desarrollar la capacidad de los valores, es
decir, reforzarlos. Entonces, María fue atacada por codicia o
necesidad y decidió dejar de lado su valor de honestidad; quizás si ella tomara
un curso de asertividad o si aprendiera un proceso de mediación, podríamos
hablar y encontrar una solución. Podrías profundizar aún más e intentar
comprender de dónde viene la honestidad y reforzar esa parte.
Como parte de tu autocuidado, me gustaría compartir una
tarea fácil: crea una lista de valores, repiénsalos en relación con el entorno
actual, revísalos y aplica ciertas técnicas para ajustarlos, y refuérzalos.
Esto es parte de una
serie de publicaciones sobre autocuidado.
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