¿Qué significa la ambición para una persona espiritual?


Uno de los grandes retos de una persona espiritual al convivir con otros y participar de una comunidad es el de… ah… ¿cómo lo digo?... ganar… ah… d i n e r o

Es casi un pecado en muchos medios espirituales hablar del sucio y vil dinero, después de todo es la causa mayor de todas las calamidades del mundo. ¿Verdad? No tanto.

Espiritualmente hablando, el dinero es una herramienta y puede ser usada de forma positiva o negativa. En realidad, es más que una herramienta, ya que es el resultado de la concentración de mis pensamientos, ideas y emociones, y la energía corpórea, mis talentos y habilidades.

Me enorgullezco de haber entrado en un camino espiritual bastante aterrizado y tener la fortuna de recibir enseñanza de personas muy espirituales, pero con los pies bien en la tierra y el tema del dinero casi siempre fue manejado de manera natural.

Natural significa que es necesario, no puedes vivir sin él, pero no es la prioridad de la vida; todo depende de tu bienestar integral, capacidad, talentos y conexiones en el mundo, así como otros aspectos más sutiles que resultan, en algún momento, en dinero.

Mirando desde este punto de vista, ¿cómo funciona el tema de la ambición?

La definición básica es el deseo ardiente de conseguir algo, especialmente poder, riquezas, dignidades o fama.[1] En tal caso, no encontrarás una persona espiritual realmente ambiciosa, porque, independiente del camino que se siga, parte de la razón de ser espiritual es ser capaz de no dejarse llevar por los deseos.

Pero ambición también es una palabra usada para algo que explico así: el deseo de alcanzar objetivos más allá de las capacidades personales o de las restricciones del entorno; y definitivamente, esta sí es una definición espiritual, pudiendo remplazarse la palabra deseo por meta u objetivo.

Esto se aplica al trabajo, relaciones con otros, salud y todas las áreas de la vida; lo que he aprendido es que alguien realmente espiritual tratará de ser excelente, o por lo menos bueno en lo haga, y el dinero vendrá como resultado de esa dedicación.

El reto por lo tanto no es evitar la ambición, sino canalizarla de forma que sea positiva, de manera que en vez de un deseo ardiente se tenga una visión o idea de cómo realmente el individuo se quiere ver en el futuro, combinando aspectos netamente espirituales (paz, amor, paciencia) con físicos (dinero, salud, buenas relaciones).

¿Cómo saber si la ambición de una persona es positiva o negativa? Aquí hay 3 tips que pueden ser útiles:
  • Si al tratar de lograr algo, eso no se da y la persona mantiene la calma, replanteando sus tácticas y estrategias, entonces es positiva; si hay desestabilización, tristeza u otras emociones negativas, es debido al deseo ardiente, el esfuerzo está en calmarse y concentrarse en las lecciones aprendidas.
  • Cuando otra persona logra lo que yo quería lograr o pienso que era lo justo para mí, ¿cómo me siento? Envidia, pérdida del humor, depresión y otras emociones negativas muestran que había una ambición mala con relación a este tema. Se debe replantear lo que realmente es necesario para el ser, aceptar que el otro tiene algo que no tengo y seguir.
  • Las preocupaciones normalmente indican una ambición negativa, mientras que la calma y tranquilidad, muestran que hay una ambición positiva. Así que cuando me preocupo, debo calmarme, concentrarme en lo que se puede hacer y seguir.


Así que, sé MUY ambicios@ de forma constructiva.


[1] Definición dada por la Real Academia Española.

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