Servir a otros: retos & logros


Hace unos años, un grupo de personas fue castigado por la justicia, siendo obligados a trabajar en un comedor comunitario de Bogotá. La sorpresa fue que al terminar su periodo de servicio obligatorio, decidieron seguir ayudando…

Servir al otro es una experiencia humana única que genera un placer y una sensación de bienestar inigualable. Lo sé pues he servido como voluntario por más de 30 años.

Sin embargo, puede también generar estrés y cansancio, pues no siempre el servicio le entrega al servidor algo que lo renueve. Teniendo esto en mente, debemos comprender la importancia del servicio a partir de dos factores:

  • El servicio voluntario, comunitario o social se desarrolla por etapas; reconocer estas etapas ayuda a desempeñarse mejor y de forma más efectiva. En este artículo, parto de mi experiencia como voluntario, pero creo que es válido para todos los que servimos en cualquier entorno.
  • No solamente el servicio genera la sensación de estar bien con el mundo, el principal logro es que entrega poder, es decir, fuerza, con la cual la persona se renueva.



El servicio, por fases
En primer lugar, necesitamos entender que el servir a otros se da por fases y para tal, usemos el ejemplo de un agricultor quien ara el suelo, siembra, cuida y cosecha. Si esa persona siembra cuando debería estar cosechando, no tendrá resultados tan buenos, y algo similar pasa con los que servimos de forma voluntaria o con una perspectiva social.

La primera etapa del servicio es el arar el suelo, una analogía para explicar el proceso de suavizar como los demás ven el servicio que recibirán y ayudarlos a aceptar. Es un reto importante, ya que los voluntarios muchas veces llegan a lugares desconocidos y deben manejar personas y culturas diferentes a las que están acostumbradas.

El arado es un proceso extenuante, pues usa demasiada energía. Se convierte en parte de la historia del voluntario, incluso generando verdaderos héroes… Pero, vale la pena y es necesario, ya que al final, las personas aceptarán mejor lo que se quiere dar.

Eso implica el desarrollo de algunas competencias básicas de comunicación y manejo de equipo, así como liderazgo y asertividad, lo que mitigará algunos de los efectos negativos de esta etapa, como el conflicto y la resistencia.

La segunda etapa es sembrar la semilla… El sembrado ocurre cuando les entregamos a las personas lo que como voluntarios tenemos de más valioso. Suele ser una serie de experimentos y la evolución del voluntario, aprendiendo, corrigiendo y adaptando, es fundamental.

No podemos olvidar que aunque lo que tenemos como voluntario es valioso y la persona realmente lo necesita, puede que no reconozca su valor en el momento, así que ser voluntario implica muchas veces ser un buen vendedor, asesor, coach y consultor.

Hay muchos obstáculos en el servicio a la hora de la siembra y estos son algunos:

  • Muchos de nosotros sembramos mora pero queríamos que nacieran mangos, o sea, queríamos que las personas que servimos hagan algo específico que no desean o necesitan. Lo mejor sería reevaluar lo que entregamos y adaptarlo a las necesidades o requerimientos de otros. 
  • El voluntario es un ser humano y como toda persona, tiene compasión y le puede doler la situación de la persona siendo servida. Sin embargo, para un mejor trabajo, es importante superar esos sentimientos y emociones negativos, lo que se puede lograr al mirar el potencial en vez del estado actual.
  • La gente cambia y tardamos en adecuarnos a las personas (nuestra tierra arada), perdiendo con eso semillas valiosas. Gran parte del sembrado depende de la capacidad del voluntario de sintonizarse con las personas a ser servidas.
Pero, además de arar y sembrar, tenemos que cuidar mucho de la siembra diaria… Poco a poco, las semillas van dando resultados y se necesita generar una estructura que permita el sostenimiento de lo que se entregó a los demás.

Eso sucede no solo en el nivel físico, sino también energético. Es decir, el voluntario crea un vínculo sutil con las personas a quienes sirvan y es clave que comprenda que en la medida que el servidor progresa, parte de la energía positiva que experimenta será sentida por las personas servidas.

Un ejemplo: Jill Taylor, una científica norteamericana, tuvo un derrame cerebral y se quedó un buen tiempo internada en el hospital. Incapaz de comunicarse, ella sin embargo era capaz de sentir la energía de las personas que la cuidaban, identificando cuando lo hacían con amor y cuando era simplemente por obligación. Servidor, serás recordado por algo más que lo que físicamente le entregaste al otro…

Por fin, llegan los frutos. Qué dé fruto significa que una persona que fue servida logre algún cambio significativo en su vida, relacionado con el servicio prestado por el voluntario. Es el momento de gloria para el que sirvió, un momento que muchas veces no lo presencia, pero para que haya valido la pena todo el esfuerzo realizado, es clave que lo tenga en mente, desde el aradoUn día, esas personas habrá alcanzado lo que hay parece imposible.


Tomando poder del servicio
El servicio voluntario es fundamental para el equilibrio personal, entregando algo que el servicio remunerado no lo podrá hacer.

Pero solo puede funcionar con un equilibrio muy peculiar: mucho altruismo, pero consciente de lo que realmente se está ganando al servir. Sin ese equilibrio, es común que los voluntarios lleguen a un punto de agotamiento, desilusión o decepción.

Aquí van las 3 formas principales a través de las cuales el servicio nos da poder a los servidores:

  1. Buenos deseos. Cuando sirves a otros, ellos se sienten bien y eso genera naturalmente una corriente de buenos deseos de parte de ellos. Son un poder en el sentido que alivian los problemas que pueden estar sucediendo al servidor como una aspirina que alivia el dolor de cabeza. Se utiliza la expresión buena vibra para referirse a esos sentimientos de que todo te salga bien y durante la etapa de arado son fundamentales, son como el agua que se da a alguien que está arando la tierra.
  2. Bendiciones. Cuando lo que haces aporta a la vida de alguien y le genera algún impacto, lo que esa persona te devuelve es más que un buen deseo; ella te dará un poder increíble que amortigua el efecto de situaciones negativas por las que estés pasando. Durante la etapa del arado son oro puro, que ayuda a superar las diversas circunstancias (cuestiones financieras, relaciones, etc.), pero es durante la siembra que su valor será más apreciado, ya que muchos obstáculos vienen durante ese tiempo. 
  3. Caridad. Aunque podríamos decir que un servidor voluntario o social siempre hace caridad, la que da poder es cuando el servicio que es de real necesidad o se sirve más allá de la capacidad del servidor. Eso genera una energía multiplicadora que transforma la vida del servidor y la mecánica es sencilla de entender: al dar lo que el otro realmente necesita o servir más allá de su capacidad, el servidor acaba desarrollando muchas competencias que le serán útiles en otros ámbitos de la vida, enriqueciéndose.
 


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Este artículo es sobre el servicio voluntario, al cual me dedico por 35 años y tiene la intención de aportar un momento de reflexión y posibilidad de cambio a los que realizan esta magnífica tarea. En el momento que escribo, hay un gran proceso de reflexión en el país que vivo, Colombia, debido a terribles circunstancias relacionadas con personas que sirven a comunidades; espero que este texto pueda servir de algo a cada ser humano.


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