Concentración y diversión


Una de mis épocas más productivas en la vida ocurrió cuando dicté clases en una renombrada universidad, en las afueras de Bogotá. Todos los sábados en la mañana me sentaba en el bus y, mientras viajaba, preparaba la clase que daría…

No solo fue productiva, la realidad es que era un ejercicio fascinante de creatividad, y las clases resultaban excelentes, los estudiantes felices y yo me sentía enriquecido a cada viaje.

Muchas veces consideramos que la concentración solo es posible cuando no hay ningún tipo de interrupción, algo que en un mundo tan interconectado es casi imposible y genera estrés.

Claro, si puedes estar en silencio y aprovechar el momento, ¡fantástico! Pero, propongo algo para los que viven en mundos de rápido ritmo y constantes cambios y disrupciones.

  • Comprométete con lo que haces; este compromiso no puede basarse solo en comprensión, debe también haber amor y dedicación al tema.
  • Establece metas reales, pero retadoras. Metas que te muevan pero no te paralicen.
  • Crea una rutina de diversión saludable e interesante, por ejemplo, caminatas, beber mucha agua, conversar con amigos queridos y mirar paisajes…
  • Adquiere o crea un programa o app que estimule tu productividad. Cámbialo si no te sirve, pero dedícate el tiempo que sea necesario para que funcione.
  • En lo posible, ten a una persona que esté recordándote de tus compromisos. Aunque sea complicado, separa un tiempo para agradecerle.


El paradigma actual de disrupción va a crear cada vez más confusión y dificultades en la concentración, así que formas creativas de desarrollarla son supremamente necesarias.

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