Transformación de la personalidad
Cuando estaba recién ingresando a un camino de vida completamente
distinto a lo que conocía, una opción de vida que antes era inimaginable, una
persona me llamó mucho la atención. Su jovialidad y tranquilidad, su modernidad
y espiritualidad me ayudaron a decidir que este
es mi camino.
Fue la única vez que tuvo contacto con ella, pues vendría a
fallecer poco tiempo después, pero me dejó un legado interesante, unas ideas
que nunca olvidé y que siguen ayudándome en el día a día.
En una clase, en un bello lugar en São Paulo donde hacíamos
un pequeño retiro, ella comentaba sobre el tema del cambio de personalidad y
como normalmente se considera que eso no es posible sin un evento emocional significativo, es decir, algo que nos pase cuyo impacto
sea tan grande que la personalidad tenga que cambiar para ajustarse a esta
nueva realidad.
Con esa idea en mente, he observado los cambios en otras
personas. Lo que ella dijo es verdad, y lo he visto; pero también he visto cambios
fundamentales en la personalidad sin que hubiese un suceso específico que lo
justificaran, algo que mi querida profesora también mencionó en su clase.
Cuando en vez de dejarnos
cambiar por el entorno, empezamos
a cambiar, éstos son normalmente superficiales, ajustándonos a un nuevo momento
que vivimos. Tal vez sean como un boost
repentino de energía y fuerza de voluntad.
En todo caso, nos cambiamos el peinado, el peso del cuerpo,
nuestra carrera porque el trabajo actual no nos gusta, etc., pero sin tocar
nuestra personalidad o la esencia de quienes somos. En un proceso largo de
cambio, esto representa una primera fase por la que casi todos pasamos; si hubo
un evento emocional significativo, es
posible que estos cambios se solidifiquen y la persona pase a identificarse con
esto.
Pero, cuando generamos el cambio, muchos de esos cambios posteriormente
son descambiados, es decir, la
persona vuelve a asumir su actitud, consciencia o postura anterior, y
consecuentemente los aspectos físicos y visibles también vuelven a como eran.
Es común por lo tanto que alguien en un camino como el que
estoy, se sienta desalentado tras cierto tiempo al ver que pocos cambios están
realmente sucediendo en su vida después de esta etapa. Infelizmente, este
desaliento suele ser la causa para que los cambios logrados se deshagan.
Lo que la Profesora Arlete decía, es que eso se puede
resolver a partir de una práctica intensa espiritual, lo cual es la suma de
cuatro componentes básicos:
- · Experiencia interna, por ejemplo al meditar o practicar yoga.
- · Un conocimiento espiritual válido y aplicado en la vida.
- · Cambios de comportamiento a partir del autocontrol y disciplina.
- · Servir a otros.
En la medida que estos componentes estén presentes en mi
vida diaria – día a día, no sirve de vez en cuando – gradualmente mi
personalidad se ajustará a esta nueva realidad provocada por mí, por mi deseo
de ser mejor, por mi voluntad de cambio y transformación personal.
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