El arte de finalizar otro año...
Los rituales
fueron creados para ayudarnos a manejar la compleja realidad en que vivimos. Nuestros
cumpleaños o el cambio de año realmente NO PASAN, o sea, no hay algo en la
realidad que los identifique. Pero al estar conscientes de ellos podemos proponernos
a ciertas experiencias.
Así que
llegamos a diciembre… o casi. Es hora de repensar el año que pasó y prepararse
para el que viene, aunque en la práctica no hay diferencia entre el 31 de
diciembre, 1er de enero y hoy.
Una sugerencia
es utilizar diciembre como un mes de reflexión y meditación, experimentando no solamente
el poder interior, sino verificando cuanto de tus propuestas originales para
este año fueron satisfechas y qué pasó con las demás.
Eso ayuda
en varias dimensiones:
- Genera credibilidad hacia el propio ser.
- Estimular una verificación creativa y positiva.
- Identifica ciertos patrones que pueden ser cambiados.
Por otro
lado, es hora de pensar en cómo será tu año próximo. Sí, entiendo que debes
tener una lista enorme de cosas por lograr, actividades por hacer y lugares por
visitar, pero te sugiero algo que puedes hacerlo también, aunque sea
intangible:
- El año nuevo es tu oportunidad para desarrollar valores que normalmente no están presentes en tu vida o en tu cultura.
- ¿Cuántas personas has conocido en tu vida, a quienes has provocado tristeza o sufrimiento? Busca reanudar hilos sueltos de tu existencia, saldando cuentas pendientes y limpiando tu consciencia en el nivel más profundo.
- ¡Explora tu potencial! Planea realizar actividades totalmente distintas a lo que se espera de ti.
- Medita, medita y medita. No puedes dejar de hacer eso, pero más que meditar, indaga sobre tu propia vida espiritual y profundiza en esa experiencia.
Al hacer
esto, sentirás que el paso del año será más que un ritual: tendrá significado
en tu vida y dejará una huella.
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