Meditando, experimentando y siendo diferente


Medita… primero, relájate… deja que los músculos de tu cuerpo se suelten y la tensión acumulada se libere…
Segundo, conéctate contigo mismo… piensa en ti como un punto de luz, un ser de paz… siente que eres eso, no es solo una idea, es una realidad… siéntelo…
Tercero, enfócate… forja yoga con ese poder que estás descubriendo… si te sientes cómodo con la idea, piensa en Dios y enfócate en toda su energía viniendo a ti…
Cuarto, SÉ… simplemente, SÉ, sin pensar o considerar cualquier cosa… Yo soy…

Cuando meditamos, estamos ejercitando nuestra capacidad de ir más allá de la realidad, como cuando vamos a una película o soñamos despiertos con una vida distinta. Hay algo en común en estas prácticas: el deseo de cambiar el propio ser.

Si bien imaginar nos entrega un cierto placer personal, no nos entrega el poder para cambiar y tornar esa imaginación una realidad.

Al meditar, logramos poder, lo cual es fundamental en cualquier cambio y en la medida que realizamos experimentos de meditación, donde nos desprendemos de varios aspectos de nuestra vida y experimentamos SER distintos a la situación presente, más poder acumularemos en el ser. Más fuerza sentiremos en nuestra propia vida y el cambio será más efectivo y profundo.

La meditación por lo tanto requiere que haya una planeación de la experiencia por tener, de forma que sea más efectiva y provoque los cambios personales que queremos lograr.

Sí, meditar es rico, es realmente sabroso, pero su valor aumenta cuando conectamos la meditación al cambio del propio ser.


Jagadamba Saraswati era una poderosa yogini.
Hoy, 24 de junio, la recordamos como un ejemplo de autotransformación.







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