Soluciones más allá de un problema

La mente humana trabaja de una forma muy interesante a la hora de solucionar un problema.

Cuando enfrentas un obstáculo, la mente genera un alto número de pensamientos que pueden ser de quejas, arrepentimiento o incluso la imaginación de cómo sería la vida sin ese obstáculo. Eso le da la sensación al individuo cómo si ya hubiese superado el obstáculo.

Piensa en tu propia experiencia y lo verás; no es algo obvio, pero esos pensamientos, aunque sean negativos, te dan una sensación de contentamiento y hace que no trates de superar la situación tanto como lo harías si en vez de tantos pensamientos te enfocaras en unas pocas ideas…

La solución normalmente es sencilla, pero llegar allá no lo es, pues requiere de ti dos facultades fundamentales:
  • Concentración. Es muy fácil perder en la jungla del problema, pero no te da la solución. Es muy sencillo pensar sobre el problema y moverlo en tu mente de diferentes formas, pero tampoco te ayudará. El truco es enfocarte profundamente en cuál será la mejor solución para lo que está pasando y, con los recursos en manos, potenciales y prácticos, implementar esa solución.
  • Determinación. El enfoque te da la solución, pero es con la fortaleza de tu ser que la implementas. Tu fortaleza está hecha de dos componentes básicos: poderes y virtudes. El poder es la fuerza del ser que logra destruir el problema o superar la situación, mientras que la virtud es la capacidad de no ser afectado negativamente por esos obstáculos. Con el poder y la virtud, no solamente la solución será experimentada, además el ser aprenderá y esa experiencia será útil para cuando la adversidad vuelva a manifestarse.


Así que no pienses tanto en los problemas, medita más bien en la solución.





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