Aprender a aprender I
Cuando somos niños, el aprendizaje parece muy fácil. Copiamos, nos corrigen, volvemos a practicar, nos vuelven a corregir, hasta un día en que lo que hacemos nadie comenta y, suponemos, todo está correcto.
En esta etapa el gran riesgo actual es que muchas personas evitan corregir a los niños, por la razón que sea, y simplemente los dejan hacer las cosas como son. CUIDADO: si no le dices nada, positivo o negativo, el niño SIEMPRE va a suponer que lo que hizo estuvo bien. Este comportamiento pasa a ser de él y como todos sabemos, es muy difícil de cambiarlo más tarde.
Aprender a una edad joven requiere mucho más trabajo. No es fácil copiar por el sentido crítico, el deseo de hacer cosas distintas a las de un niño pero aún no iguales a las de un adulto, y un enorme etcetera. Pero, con la pedagogía adecuada, el adolescente y joven pueden aprender; con una metodología distinta, creamos personas que van a odiar el tema que están aprendiendo, no importa lo interesante o importante que sea.
En una edad adulta o en la última etapa de la vida... en estos casos, se requiere un método completamente distinto. Es fundamental tocar el INTERÉS de la persona, hacerla socia del aprendizaje, en vez de ser un mero alumno. La persona tiene que experimentar, investigar y practicar constantemente hasta que lo aprendido pase a ser parte de ella, no solo algo aprendido.
Esto puede ser muy difícil y costoso, y es la razón por la que la evolución de aprendizaje en una persona adulta es pequeña relativamente. Con los cambios paradigmáticos es aún más crucial que el aprendizaje cambie de método. De lo contrario, estamos aumentando la cantidad de adultos no adecuados a la sociedad actual, que van a forcejear con cosas tan sencillas como apagar un celular, tomar un avión o aprender el idioma dominante (que lentamente pasa a ser el mandarín).
He visto que la meditación puede ayudar mucho en el proceso de aprendizaje, algo para el próximo post.
No importa la edad, puedes aprender lo que quieras, ¡siempre! |
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