Recuerda...
Antes de leer esto,
mira el post Nunca olvidar… u ¿olvidar
para siempre?
Hay dos formas de recordar algo. La primera está asociada a
los órganos sensoriales, cuando recordamos imágenes, sonidos, fragancias y
otros aspectos captados por el cuerpo. El tema con este tipo de recuerdo es que
el cuerpo va cambiando y probablemente las memorias también; tal vez algo que
tenía tan buen sabor para ti cuando lo comiste, hoy cuando lo recuerdas, el
sabor aparece en tu memoria de forma distinta. Pasa mucho con vegetarianos como
yo, que todavía recuerdan el churrasco, pero su sabor ya no atrae…
Teniendo esto en cuenta, las escenas de tu vida fueron un producto de varios factores, pero más
allá de ellos, está tu experiencia. ¿Qué
realmente recordarás?
Esta es la magia del recuerdo: poder elegir qué quedará en tu experiencia. Esto puede transformar el
trauma en un trampolín, de forma que crezcas mucho más rápidamente. ¿Cómo escoger entonces?
Después de una experiencia difícil, separa un tiempo para
una reflexión poderosa. Sabrás que llegaste a un punto de autorrealización
cuando pares de culpar a otros, excusarte o arrepentirte de lo que hiciste.
Con base en la reflexión, practica la contemplación,
meditación o yoga; esto te ayudará a calmarte, aliviarte e incluso empoderarte.
Si fue algo realmente duro, es posible que las emociones
constructivas derivadas del perdón sean necesarias. Así que PERDONA: los demás,
las situaciones, otras cosas y principalmente TÚ.
* Es posible que necesites
un profesional que te ayude a procesar lo que viviste, en el caso de trauma.
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