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Mostrando las entradas de abril, 2018

Para que no te aburras en tu trabajo: sé especial

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Espero que la filosofía por detrás del ikigai te haya entregado mucho beneficio… En algunos países, hablar que alguien es profesional indica que tiene un título universitario, pero la profesión es algo más profundo, que no se puede expresar claramente en un pedazo de papel. Cuando trabajas dentro de tu profesión, profesas algo, es decir, estás afirmando tus creencias y tu percepción del mundo. Esta es la razón por la cual muchas de las antiguas profesiones estaban asociadas a una religión, creencia espiritual o mística. La consciencia profunda en lo que la persona hacía generaba una energía muy especial. Ser arquitecto, cocinero o jardinero era como amoldar el mundo y transformar la realidad. Sin embargo, hoy en día pocos suelen tener esa consciencia y, seamos honestos, aun los que piensan así no lo hacen todo el tiempo. Para recuperar esa energía perdida, hay una forma muy sencilla: despierta tu especialidad. Sí, todos somos especiales en algo y todos

El mundo te paga para satisfacer a sus necesidades

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¿Trabajas o sigues tu vocación? No hay estadísticas, pero no todas las personas cumplen con su vocación. En realidad, muy pocas lo hacen. Puede ser por necesidad o simplemente porque la vida se hizo de esa manera para la persona, pero parece ser más fácil trabajar, tener un empleo, carrera o profesión, que dedicarse a desarrollar la vocación personal. Si miramos los muchos casos de personas que abandonaron trabajos (incluso muy rentables) para dedicarse a ese llamado personal que la vida parece hacer, veremos que el resultado es el éxito, en el más amplio de su sentido. En ikigai la definición de vocación es realizar aquello por lo cual recibiste un sueldo, pero que a la vez satisface a una necesidad del planeta. Tómate un tiempo de tu agenda y pregúntate: ¿Cuánto reconozco de mi vocación personal? ¿Cuán alineada está mi vocación con mi trabajo? Mi trabajo, ¿qué necesidades satisface de la gente del mundo? ¿Qué cambios puedo hacer en mi vida para poder ser

Cuando lo que amas es lo que necesita el mundo

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Volvemos con el ikigai . Lo que amas te moverá y motivará. No te dejará quedarse quieto en la dulce inercia de la vida –  incluso, te hará romper esquemas, modelos y paradigmas, y estimulará tu creatividad. Pero cuando eso se encuentra a algo que el mundo necesita… ¡magia! En el lenguaje del Ikigai, el encuentro entre lo que amas y lo que el mundo necesita se llama misión , pero es un nombre que no tiene tanto peso como lo que le doy, y uso: magia… Mira por ejemplo, la misión – o ¡magia! – de Brendon Stanton. Como fotógrafo – su pasión – Brandon se quedó desempleado y decidió salir por las calles de New York para tomar fotos de las personas. Empezó a publicarlas con una pequeña historia, un tipo de microblog. Está siguiendo su propósito de vida: no solo hace lo que ama, hace lo que el mundo quiere, es decir, escuchar historias e inspirarse o conmoverse con la realidad. La consecuencia fue que miles y miles de personas lo acompañan en su página  Humans of New

Tus especialidades, el gran tesoro que tienes

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Seguimos con el  ikigai . ¿Ya tuviste una experiencia EXCELENTE como cliente? No estoy hablando de haber encontrado el precio perfecto, condiciones ideales o un lindo premio… Estoy hablando de esas experiencias cuando entras en un supermercado y sientes que importas a los que trabajan ahí. Hace algunos años, vi una escena memorable. Más memorable aún fue porque la razón por detrás de ese excelente ejemplo de servicio al cliente fue un mal funcionamiento de su sistema, algo que hizo que el vuelo se retrasara dos horas. La paciencia de los funcionarios de la aerolínea, las eternas explicaciones y el profundo respeto son algo que no se puede olvidar, porque no se aprende en una universidad… En realidad, trabajas mejor cuando tu pasión se une a tu trabajo. En otras palabras, trabajas con pasión . Es la pasión que ameniza el cansancio y la irritación con los clientes y entrega fuerza para seguir adelante. Una milla más… una persona más… Pero una pasión suelta, sin