Saliendo de la caja: pensando diferente

Uno de los hábitos más sanos y más complicados es pensar diferente.

Hay teorías que indican que al pensar de una cierta manera de forma constante, el cerebro - y tal vez el resto del cuerpo - se acostumbra con eso y prácticamente actúa de forma automática. Así que pensar distinto es bien difícil…

Y ¿por qué se dice que es sano? Al pensar de forma diferente de lo normal, la persona se da la oportunidad de probar otras maneras de hacer lo mismo, abriendo las puertas para un enriquecimiento y soluciones; después de todo, si tienes un problema y lo tratas de solucionar con la misma mentalidad con la que creaste o entraste en él…

Aquí van unas formas que puedes usar para probar el pensamiento distinto, sin tantas complicaciones:
  • Terreno común. Normalmente, pensar diferente implica aceptar la idea de otra persona; eso se hace fácil si antes descubres los elementos que comparten en común y los usas como un puente.
  • Reflexión. Entiende profundamente los diferentes aspectos de cada idea – la tuya y la de los demás. Con la reflexión, busca comprender la lógica que hay en abrazar lo que el otro dice, aplícalo y mira los resultados.
  • Una aventura creativa. Considera que lo distinto te hace más creativo, te hace sentir sensaciones distintas y actuar de forma diferente. Déjate llevar por la creatividad de ese momento, disfrutando la aventura de retar tu zona de confort.
  • Pequeñas batallas, grandes victorias. Aplica lo distinto a algo pequeño, relativamente controlable y fácil de administrar. Mira los resultados y vas aplicando a cosas más grandes, gradualmente. Eso te dará la sensación de victoria y será fácil asimilar lo distinto.



Aplicando estas técnicas y otras, aprenderás a disfrutar el pensamiento divergente, la posibilidad de que otros tengan la solución que a la que tú mismo no tienes acceso. ¡Buena suerte!

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