Soltar y fluir
Hace varios años escuché esa comparación; la persona que la
usó nos contó a un grupo de nosotros que era un excelente nadador... en una
piscina.
Como viene de un país
de surf, pensó que sería muy, muy fácil para él surfear, pero cuando llegó
al mar, se dio cuenta de que estaba haciendo todo diferente al resto de los
muchachos y su experiencia no fue agradable. Después de todo, el océano no es
una piscina.
Y la principal diferencia es la sensación de control que
está presente en la piscina y ausente en el mar.
Muchas décadas después, recuerdo ese ejemplo para ayudarme a
comprender lo que está sucediendo en el mundo ahora mismo...
Estoy en medio del mar,
después de estar bastante rato en una piscina. He perdido mi sentido de control
y siento que estoy a merced del gran y omnipotente océano llamado vida.
Pero luego, me
convierto en surfista… En lugar de intentar controlar el mar, utilizo la
estrategia, la intuición y la sabiduría para encontrar la manera de fluir con
las olas.
Sin embargo, debo ir
al principio y necesito soltarme de la orilla. En el caso de una piscina, la
orilla está ahí, a la mano; pero en el mar, está lejos. Suelto mi pasado y
presente, las cosas que me gustan y las que no me gustan, las esperanzas y las
expectativas. Suelto no más.
Suelto mi apoyo, mi
comodidad, tal vez mi personalidad o mi forma de pensar y comportarme.
Suelto y fluyo,
sintiendo la maravilla de ser un amo de mi propia vida, un líder del ser.
Al soltarme, puedo fluir, y así convierto este año en una
maravillosa aventura.
Este post es parte de
una serie para un mejor año. ¡Buena suerte!
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