Soltar y fluir
Las cosas pasan en nuestras vidas; vienen y se van, como las olas del mar, aun así muchas veces nos bloqueamos y no queremos dejar ir, soltar, lo que nos pasó.
A veces lo que sucedió fue tan bueno que no queremos que se
vaya, queremos que eso se quede para siempre. Pero la vida sigue su movimiento
y al tratar de agarrarse a la ola de la vida que quiere irse, nos podemos
ahogar… ¿Qué hacer?
Una sugerencia viene de textos muy antiguos en los que se
dice que al recoger agua de un pozo es importante echar un poco del agua al
lado de éste. Lo que quiera que te haya sucedido y que fuera tan bueno,
devuelva un poco a la vida. Por ejemplo, si tuviste una experiencia fantástica
con un amigo con quien almorzaste después de una larga cuarentena, puedes
compartir eso con otras personas y entusiasmarlas a replicar esa experiencia.
A veces lo que ocurrió fue malo, tal vez trágico. La vida
sigue su movimiento y aunque lo lógico sería dejar que eso desapareciera en el
océano de memorias, por alguna razón nos agarramos a las olas del mar bravío…
¿Por qué queremos aferrarnos a malas experiencias? Es una
pregunta que nadie realmente puede contestar de forma definitiva, sin embargo
hay algo que sí podemos hacer: cambiar el marco de referencia de la situación.
Por ejemplo, en vez de quedarse lamentando por haber perdido tu trabajo,
decides pensar que ahora tienes una oportunidad única de probar otras carreras,
vivir una vida más sencilla y activar tu red de amigos.
Suelta la vida y déjate fluir… Un abrazo…
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