Como prosperar sin codicia
No es difícil ver que muchas de las crisis económicas nacen a partir de la codicia. Y no de unos pocos...
Codicia y ambición han sido motores para el desarrollo del mundo desde hace mucho tiempo, solo que en las últimas décadas, el desarrollo fue quedando a un lado y el interés personal y de pequeños grupos pasó a ser más importante.
Las consecuencias son que a pesar del mundo ya poder eliminar la pobreza, no logramos hacerlo. Hay algo que nos impide de realmente ir más allá de querer y querer, más y más, y experimentar la verdadera satisfacción, la que nunca deja de existir en el ser.
Como respuesta, libros han sido escritos, proclamando las bondades de renunciar todo, eliminar todo lo que tienes, vender tu "Ferrari" y vivir una vida auténtica, sin límites y sin deseos, disfrutando lo que la vida te dé. Pero, mientras no se domine la codicia, eso no será posible. Eventualmente, el que renunció todo, eliminó todo lo que tenía y vendió su "Ferrari", termina recuperando todo, incluso más que antes, porque la codicia y ambición, aunque se expresen en actos y objetos, viene de una actitud interna de que la satisfacción solo puede venir de afuera de mí mismo.
Con la espiritualidad verdadera, la que no te incentiva a vender la "Ferrari" que tienes, es posible convivir con tu realidad actual, con todo lo que posees y, al mismo tiempo, evitar la trampa del deseo. Igualmente, te puede incentivar a apreciar lo que tienes y desde ahí, crecer y lograr lo que vas necesitando a lo largo de la vida.
En otras palabras, prosperidad y espiritualidad no son enemigas. Son amigas, solo que sin la codicia. Es muy sencillo: con la codicia, aunque logres y logres, siempre sentirás un vacío, de que te falta algo, siempre te compararás a alguien y perderás tu felicidad por cosas mínimas; sin la codicia, no importa si logras lo que quieres y necesitas, aun así te sentirás pleno, como si nada te faltara, sin compararte con otros o perder la felicidad por algo pequeño.
La base de esta prosperidad sin codicia es un profundo sentido de ser, identificándose con lo espiritual y comprendiendo lo físico como medios necesarios de expresión. Es una experiencia de vida.
Unos puntos que pueden ayudar, si deseas tener esta práctica:
Un mundo sin codicia será un mundo donde todos podremos vivir en armonía y plenitud. Ese mundo empieza por mí. Y por ti.
Codicia y ambición han sido motores para el desarrollo del mundo desde hace mucho tiempo, solo que en las últimas décadas, el desarrollo fue quedando a un lado y el interés personal y de pequeños grupos pasó a ser más importante.
Las consecuencias son que a pesar del mundo ya poder eliminar la pobreza, no logramos hacerlo. Hay algo que nos impide de realmente ir más allá de querer y querer, más y más, y experimentar la verdadera satisfacción, la que nunca deja de existir en el ser.
Como respuesta, libros han sido escritos, proclamando las bondades de renunciar todo, eliminar todo lo que tienes, vender tu "Ferrari" y vivir una vida auténtica, sin límites y sin deseos, disfrutando lo que la vida te dé. Pero, mientras no se domine la codicia, eso no será posible. Eventualmente, el que renunció todo, eliminó todo lo que tenía y vendió su "Ferrari", termina recuperando todo, incluso más que antes, porque la codicia y ambición, aunque se expresen en actos y objetos, viene de una actitud interna de que la satisfacción solo puede venir de afuera de mí mismo.
Con la espiritualidad verdadera, la que no te incentiva a vender la "Ferrari" que tienes, es posible convivir con tu realidad actual, con todo lo que posees y, al mismo tiempo, evitar la trampa del deseo. Igualmente, te puede incentivar a apreciar lo que tienes y desde ahí, crecer y lograr lo que vas necesitando a lo largo de la vida.
En otras palabras, prosperidad y espiritualidad no son enemigas. Son amigas, solo que sin la codicia. Es muy sencillo: con la codicia, aunque logres y logres, siempre sentirás un vacío, de que te falta algo, siempre te compararás a alguien y perderás tu felicidad por cosas mínimas; sin la codicia, no importa si logras lo que quieres y necesitas, aun así te sentirás pleno, como si nada te faltara, sin compararte con otros o perder la felicidad por algo pequeño.
La base de esta prosperidad sin codicia es un profundo sentido de ser, identificándose con lo espiritual y comprendiendo lo físico como medios necesarios de expresión. Es una experiencia de vida.
Unos puntos que pueden ayudar, si deseas tener esta práctica:
- Discrimina claramente lo que necesitas de lo que quieres y lo que deseas. Haz una lista, esto facilitará el proceso.
- Enfoca tu energía física para lograr lo que necesitas.
- Cuando quieras algo, planea mejor la inversión o gasto que esto implicará.
- Cuando desees algo, busca dentro de lo que ya tienes; es probable que encuentres algo parecido con tu deseo.
- Si te sientes vacío o te comparas negativamente con otra persona, mira lo que tienes y disfrútalo aún más.
- Si te sientes pleno, sin la pretensión de compararte con otros, ayuda a otras personas a tener la misma experiencia.
Un mundo sin codicia será un mundo donde todos podremos vivir en armonía y plenitud. Ese mundo empieza por mí. Y por ti.
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