Sobre el verdadero desapego


Mientras la base del cristianismo es el amor y la caridad, otras tradiciones se basan en lo que aparentemente es su opuesto: el desapego. Pero, si estudias más profundamente esta filosofía, verás que el desapego no es el antónimo del amor, sino que su complemento.

Pensemos en una enfermera, una de las profesiones más nobles y fruto de una verdadera vocación. El desapego es lo que le permite servir con mucho amor a los pacientes. Al no enredarse en sus historias, enfermedades y problemas, ella es capaz de cuidarlos de manera más efectiva. Lo mismo se podría decir de bomberos, médicos, madres, padres, parejas, etc.

El desapego estabiliza el amor y lo equilibra, haciéndolo más valioso y profundo que antes. El desapego ayuda que el amor tome forma de manera positiva, no intrusiva, permitiendo a la otra persona ser lo que es y no temer su propia autenticidad. El desapego te enseña el amor del cuidado, del interés profundo por la otra persona, el amor que da vida y la cuida con mucho cuidado.

¿Cómo hacer para desarrollar el desapego? En realidad, el desapego nace de un amor muy particular: el amor por el propio ser. Cuando aprendes a amarte mucho, mucho, entonces es fácil desapegarte de todo lo demás y permitir que este amor fluya de tu ser hacia los demás. Ámate no por lo que tienes o por lo que lograste, pero por quien eres, por tus cualidades y capacidades.

Desapégate y podrás experimentar el verdadero amor; el desapego es un método.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Los vicios del alma

Como evitar las trampas del ego

Todo lo que deseas está al otro lado del miedo