El regalo inesperado
La niña corrió por toda la casa, mirando cajones, bajo de la cama e incluso entrando en el MUY PROHIBIDO cuarto de su hermana mayor. ¡Nada!
Ya era casi navidad y no lograba encontrar su regalo. Claro,
los adultos se consideraban muy astutos, pero hacía años que ella había logrado
romper sus códigos secretos…
Hace dos años fueron crueles y escondieron su regalo en ¡LA
CASA DE UN VECINO!, pero la pequeña logró descubrirlo.
El año pasado su regalo especial – además de otros diez
regalos – estaba escondido en el garaje, detrás de un viejo mueble.
Este año… ¡qué difícil!
Sí, es cierto que la abuelita ya no estaba más y ella normalmente
era la mejor entre todos, solía dejar su regalo en un lugar fácil, fácil. Dicen
que fue el abuelito quien creó el sistema de esconder los regalos… pero ella no
aguantaba y los dejaba siempre en a la vista.
Su tía favorita también se había ido, otra que la ayudaba. Todos
habían estado tan tristes ese día…
Y mamá seguía en el hospital, quien solía ayudarla a
encontrarlos. Hablan que fue algo raro… algo que la pequeña no lograba hablar
bien… un nombre raro.
¡Pero no es posible que no le hubiesen separado un regalo! Ella
sabía que el regalo, al menos uno, estaba en algún lado.
De repente, la chiquita vio algo sobre un armario. Con mucha
habilidad – aprendida de varias travesuras – encontró una forma de subir hasta
llegar al techo.
Recordó en ese momento lo que su mejor amiguita había dicho,
que habían escondido su regalo sobre el armario… Por un momento, ella quedó en
silencio; la amiguita también se había ido junto con su papá…
“¿Pero adónde se fueron ellos?”, preguntó a su papá.
“A un lugar muy bonito.”
Bueno, ella decidió no pensar en esas cosas y se dedicó a comprobar
su idea y ¡LO ENCONTRÓ!
¡Un enorme paquete! Por ser liviano, ella logró bajarlo del
armario.
Con mucho cuidado lo puso en el piso y lo abrió… Y una
sonrisa vino a su cara, lágrimas suaves de alegría surgieron en los ojos
brillantes de la niña y sus manitos se movieron felices.
¡Qué lindo cuadro! ¡Y ahí estaba su mamá, su abuelita, su
tía, su amiguita con el papá! ¡TODO EL MUNDO!
Durante los años
siguientes, este cuadro sería una poderosa ancla en la vida de la chiquita. Tal
vez muchas se fueron de su vida en ese extraño año, pero quedaron grabados en
el cuadro, en memorias, en valores y legados intangibles.
El mayor regalo, se
daría cuenta muchos años después, no había sido el cuadro, sino haber tenido a
eses seres humanos en su vida y sido parte de su vida.
¡Una feliz y suave
navidad, llena de memorias, valores y legados!
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