Meditación para el cambio o solo relajación
Meditar está de moda y me encanta que cuando digo que medito
la gente ya no me mire raro, como lo hacía antes…
¿Para qué realmente se medita? Puede ser por dos razones
básicas.
La primera que está muy de moda hoy es para relajarse. No confundamos la relajación
de un domingo en la tarde delante de una pantalla, mirando una película que ya
viste muchas veces antes o el partido del equipo que te gusta tanto, sin hacer
absolutamente n a d a… Es más un relajo, pues
la relajación es el arte de distender cuerpo, mente y espíritu.
Al meditar, naturalmente haces que tu energía corporal fluya
como un libre río sin obstáculos, generando más vitalidad. La mente se porta de
forma similar, liberándose de preocupaciones y ansiedades, abriendo la puerta
para que pensamientos positivos y emociones constructivas desborden por el ser.
Además, al relajarse, el alma se siente liberada y puede soltarse del dominio
de la materia, percatándose de una nueva dimensión de vivir.
Otra razón para meditar es provocar un cambio. Comprendamos: la meditación se compone de dos
elementos que son la relajación y la meditación per se; al profundizar más en el elemento meditativo, llegas a un
estado de yoga, donde logras una conexión superior que te hace enfocar y
empoderarte, lo que provoca el cambio o contrarresta el cambio actualmente siendo
vivido.
Comprendiendo bien la importancia de la relajación, especialmente
en una sociedad tan estresada, considero que al invertir tiempo en superar ese
umbral y experimentar el yoga, además de relajarte, también te empoderas. Por eso
pienso ser mejor hacer la práctica del yoga.
Porque vivimos momentos de cambios intensos y nos hemos
vuelto muy pasivos con relación a ellos, al practicar yoga, el ser vuelve a recuperar
su autocontrol y puede decidir de forma efectiva qué caminos tomar y qué
senderos evitar.
El yoga cambia la dinámica de ser, abriendo las puertas y
ventanas de la persona a cambios internos increíbles con consecuencias positivas
visibles y muy tangibles.
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