La disrupción de ser
Estás en un proceso, en un camino o en un sistema y de
repente… ¡ya no estás ahí!
Puede que te sientas mejor que antes o peor, pero será un
choque e incluso puede volverse una trauma. A esto se llama una disrupción, el surgimiento de un
paradigma que rompe la evolución o desarrollo natural del modelo presente.
Pensemos por ejemplo en la telefonía: los teléfonos y el
sistema general de llamadas fueron evolucionando de una forma clara y
específica, hasta que un día surgieron los celulares… Éstos aparecieron dentro
del mismo modelo – casi un teléfono inalámbrico más sofisticado - pero algo
diferente sucedió: hasta aquel momento, nadie realmente había pensado en un
teléfono como una extensión del computador. Con el advenimiento de los smartphones, todo cambió y no solo el
teléfono tradicional ha sido renegado a un nivel secundario, lo que estaría de
acuerdo al proceso de desarrollo, incluso los computadores han sido dejados a
un lado; el smartphone es el nuevo
computador portátil…
Ejemplos personales abundan y normalmente vienen de aspectos
negativos: la pérdida de un ser querido que hace que la persona se sumerja en
un vicio específico, perder un trabajo o mucho dinero que fuerza la persona a
cambiar de carrera o ramo de negocio, etc. La conclusión es que toda disrupción
provoca crisis o caos, lo que le dificulta a la persona poder manejarlo.
Hay también ejemplos positivos: la persona que encuentra un
camino espiritual o religioso y logra liberarse de un vicio que la molestaba o
el individuo que empieza a tratar a los demás de forma positiva, fruto de una
realización personal. Pero aún la disrupción positiva tendrá efectos negativos
como la pérdida de amigos o pareja, debido al cambio de estilo de vida.
Independiente si la disrupción es buena o mala, es
importante que nos demos cuenta que este es el paradigma presente que vivimos y
como estamos inmersos en la presente civilización, TODOS pasaremos por esto. ¿Cuán preparad@ estás para que una
disrupción suceda en tu vida?
Preparación es clave; no podemos saber qué vendrá pero una
vida sencilla, una mentalidad flexible y una base no-física de vivir, como vivir con base en valores, permitirá una
transición y adaptación exitosa al nuevo paradigma que surja.
Hay cuatro aspectos del ser que pueden ayudar mucho en este
proceso:
- Ser más introspectiv@, disfrutar más del silencio y utilizar la reflexión y contemplación a la hora de manejar las dificultades. Esto te ayudará a procesar lo que está sucediendo y encontrar mejores soluciones.
- Refinar la capacidad de decisión, específicamente la reflexión que sucede antes de implementar una decisión, buscando siempre rutas de decisión benéficas tanto para la persona como para otros. De esta manera, las decisiones serán más efectivas y fructíferas.
- Aprender a ser más flexible; muchos interpretan como improvisar, pero no es así, ya que la verdadera flexibilidad implica que el ser tiene unas raíces más profundas y así que puede adaptarse más fácilmente a los cambios. Al adaptarse, el ser no experimentará el dolor normal que viene del cambio abrupto o disruptivo.
- Por último, empacar tu día, proyectos o procesos así que se terminen, no guardando nada negativo en el ser, perdonando y siguiendo adelante constantemente. Después de todo, la vida no se detiene en una crisis.
Cuando llega la disrupción, hay que aprovechar lo positivo: ¿qué oportunidades surgen con este súbito
cambio de paradigma? Su respuesta definirá cómo vivirás no solo el comienzo
de la disrupción, incluso posteriormente.
Tengamos en cuenta que la disrupción realmente no es súbita…
Tomemos el ejemplo de Netflix que reina como uno de los canales más asistidos, si es que todavía podemos usar esa
denominación; aunque existe desde el 97, solo en los últimos 5 años ha logrado
cierta relevancia… Aunque algo similar pasa en los demás casos de disrupción,
incluso los personales, la sensación de algo súbito viene de nuestra incapacidad
de manejar este salto cuántico forzado
que la realidad dio.
Por último, ¿cómo
mitigar los efectos negativos que vendrán de esta disrupción? Hay técnicas
y procesos que pueden ayudar a manejar esto; por ejemplo, tomar un curso y
aprender una nueva profesión o aprender a dialogar con amigos y parientes,
explicando el proceso espiritual por el cual el individuo está pasando.
Hay unos tips que pueden ayudar mucho en eso:
- Lo importante es aprender a adaptarse, sin perder los principios y valores que te caracterizan.
- Asume la responsabilidad, tanto de lo bueno como de lo malo que aparece.
- Ten paciencia con tu proceso de adaptación; no es tan rápido como quisiera y es mejor que vayas adaptándote gradualmente.
- Ten determinación de, sin importar qué pase, no perderás tu propia paz y felicidad personales.
- Al causarle daño a alguien durante la disrupción, pide perdón, ábrete al diálogo y evita defenderse o acusar.
La disrupción es una extraordinaria experiencia educacional,
así que ¡sigamos con ánimo a la próxima disrupción en nuestras vidas!
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