Jugando con fuego…
En los mitos e historias antiguas, el fuego es mostrado
muchas veces como un elemento purificador. En el clásico hindú Ramayana, Sita, después de haber sido
raptada por el demonio Ravan, se ve obligada a pasar por el fuego con el fin de
probar su pureza. Todavía en la India cuando hay graves problemas, se enciende
una yagya, un fuego sagrado, con el
fin de purificar el mal y eliminar el problema, algo que han estado haciendo
hace muchos siglos.
Uno de los ejercicios de meditación es el de activar el volcán interno, quemando la negatividad
del ser y puede ser muy útil cuando hay situaciones duras por las que la
persona pasa.
Lo primero es prepararse bien: este ejercicio funciona mejor
en las horas de la madrugada, así que es bueno dormir bien la noche anterior,
amanecer con ánimo, tomar mucha agua o lo que el cuerpo pida en ese momento, y
sentarse muy consciente.
Ya sentado, la experiencia empieza por visualizarse como un
punto de luz, un alma de luz infinitamente pequeña, una energía única y
transformadora. Esta visualización ayuda a que experimentes, que te sientas
completamente leve y a la vez poderoso.
Si tienes una buena conexión con Dios, este es el momento de
sentir que tu poder viene del Ser Supremo. Es como un sol que te brinda calor,
eliminando toda la negatividad.
Entonces, lentamente, los pensamientos van disminuyendo y
empiezas a sentir este poder, como un volcán que va entrando en erupción,
quemando lo mal, permitiendo que lo positivo pueda crecer sin obstáculos.
Después de eso, es volver lentamente a la consciencia del
cuerpo físico que tienes, moviendo manos y pies, respirando profundo y
gradualmente regresando de la meditación.
Para un mejor efecto,
se sugiere que se siga un camino espiritual que ayude en fortalecer esto, como
Brahma Kumaris.
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