El descubrimiento de nuevas tierras, a una edad avanzada
Hace poco, tuve un reto muy interesante.
Gran parte de mi trabajo fue dedicado, hace unos años, a lo
que se llama outdoor training, o sea,
capacitación en campo abierto. Fueron momentos muy enriquecedores no solo del
punto de vista laboral, sino financiero, emocional, físico y mental. Yo, que
tuve una infancia dentro de mi casa, protegido de diversos monstruos personales, descubrí que a mí me gustaba – y me gusta –
el campo.
Cosas pasaron y mis actividades de outdoor fueron volviéndose más y más limitadas, así que, con gran
sorpresa y alegría, recibí la noticia de un trabajo que me salió, después de
unos 4 años de negociación, basado en esta técnica.
Allá, bien al fondo de mi mente, había un pequeño miedo,
pues muchos años pasaron y, bueno, el cuerpo ahora tiene una cierta edad…
Si bien el primer día fue duro – ¡durísimo! – fue debido a
la falta de práctica. El segundo día tuvo el reto de un exceso de personas,
pero lo moví bien y el último día, fue perfecto.
Sí, sin mucho trabajo, pude descubrir que la edad realmente
no afecta tanto como se dice por ahí.
No es que no afecte nada, pero el cuerpo humano,
principalmente con una mente saludable y un propósito claro, es capaz de hacer
cosas magníficas, independiente de la edad que se tenga.
En realidad, el secreto realmente está en mantener la tranquilidad,
no dejarse llevar por mitos y tradiciones locales que restringen el ser humano
según aspectos que terminan no siendo tan importantes….
De hecho, mientras más edad, más experiencia, así que
mientras el cuerpo avanza en su proceso, es importante ponerse a reinventarse,
a descubrir nuevas tierras y encontrar horizontes distintos. El único que te
puede impedir eres tú mismo… No lo hagas, date una oportunidad, y otra, y otra…
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