Superando la violencia desde adentro
La fuente de la violencia no es realmente la situación
económica y social y la prueba es mirar el mundo y encontrar diversos sitios con
la misma circunstancia, pero en paz.
La violencia es un proceso degenerativo interno, donde el
ser se da cuenta que no está experimentando algo que es fundamental – como la
paz, amor o la felicidad – y no es capaz de recibir eso. Como una tergiversación
de esto, la violencia surge, dándole al ser un tipo de paz (¡Yo soy el más fuerte!), amor (¡Tú me perteneces!) y felicidad (revancha…).
Pero mientras la paz, amor, felicidad y otras cualidades positivas
tienen un efecto duradero en el ser y persisten, aun cuando lo que les causó haya
desaparecido, lo negativo es efímero y después de probar lo que la violencia le
da, la persona necesita probar más y más para sentirse bien.
Así que superar la violencia internamente es llenarse de lo
que le falta a través de formas positivas, constructivas y empoderadoras. Eso se
puede dar a través de tres formas:
- Contacto con personas positivas que brinden a la persona lo que le falta. Si alguien no tuvo una buena madre o su pareja le traicionó, encontrar a alguien que le entregue esa energía positiva, aunque no necesariamente remplace el role, es altamente sanador.
- Entendimiento y meditación. Lamentablemente la meditación sola no funcionaría en ese caso, pero al esforzarse en comprender e identificar que a pesar de no recibir lo que deseaba, todavía lo puede hacer, y que la violencia no entrega estos sentimientos de forma real, al meditar el ser puede conectarse con estas cualidades, asimilarlas y experimentarlas en la realidad de su vida.
- El servicio desinteresado. Hay pocas experiencias más cambiantes que servir a otras personas en situación de crisis, sin esperar nada en retorno. El voluntariado sana y entrega a la persona lo que necesita, a través de la energía positiva de las personas servidas, sus familias y amigos.
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