La más sutil de las comunicaciones

Hace mucho tiempo surgió la idea de que la comunicación en palabras corresponde a solo un 7%, relacionado con la asimilación del mensaje. Esta investigación, liderada por el Dr. Albert Mehrabian, cambió para muchos la forma de percibir la manera de relacionarnos con otros.

Sin embargo, hay un elemento invisible e intangible que no está presente en dicha investigación, y es lo que considero que impacta más que nada la comunicación en sí.

Tomemos un ejemplo: quieres que alguien se porte de una cierta manera. Con mucho cuidado, eliges tus palabras, tu expresión corpórea e incluso tu tono de voz; sin duda, esto ayudará a que tengas éxito. Pero, y ¿qué pasa con los pensamientos que estás teniendo? ¿Están coherentes con lo que expresas?

El ser humano es capaz de captar las vibraciones que otros emiten. Así que la otra persona sentirá que, a pesar de todo tu esfuerzo, hay algo que no está bien... Ese algo que no está bien son los pensamientos que tienes sobre la persona en sí.

Si empiezas al revés, comenzando de los pensamientos, aclarándolos y limpiando tus propias emociones, llegando a un estado de total transparencia sobre lo que necesitas de la otra persona y desde ahí te expresas, es probable que el resultado sea mucho mejor, aunque tal vez las palabras no sean las mejores usadas.

Un ejemplo muy casero es la relación entre madre e hijo. Cuando ella reprocha a su pequeño por un error que hizo, aunque su voz es probablemente alta y las palabras no son tan dulces, el sentimiento de querer ayudar y regalarle lo mejor dejará una marca distinta en el adulto que un día fue ese niño.

Haz por lo tanto un curso rápido de comunicación sutil:

  1. Elige el tema a tratar.
  2. Piensa y reflexiona sobre el tema y la persona con quien conversarás.
  3. Enfócate en los aspectos más positivos de la otra persona.
  4. Visualiza un buen resultado de la conversación.
  5. Habla con ella y mira los resultados.


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