Responsabilidad y prestación de cuentas

Parte de la evolución humana depende de dos aspectos cruciales y relacionados: asumir roles en la sociedad y sostener relaciones de largo plazo. A pesar de que mucho del progreso espiritual a veces se estanca debido a compromisos adquiridos por nuestros roles o en nuestras relaciones, esos dos aspectos humanos son los que canalizan la energía que tenemos internamente, de forma que se vuelva práctica.

En otras palabras estas mismas cargas que a veces reducen nuestros pasos en el viaje humano que emprendemos, son la solución para un crecimiento mucho más rápido. La razón es que estos dos aspectos integran dos cualidades fundamentales en el progreso humano: la responsabilidad y la prestación de cuentas.

Cuando asumimos la responsabilidad tal como es, no como algo pesado y difícil, estresante y que nos deprime de vez en cuando, entonces podemos experimentar la total realización de nuestros potenciales, porque al ser responsable de algo, naturalmente usarás de toda tu energía para que esto se concrete de forma óptima. La forma espiritual de asumir la responsabilidad es considerarse un instrumento físico necesario para que la energía suprema actúe en el mundo.

Pero no basta ser responsable, es también fundamental prestar cuentas de tus acciones. Aunque no necesariamente de manera formal, excepto si trabajas en una organización, es ser capaz de excusarse cuando se comete un error o mostrar los resultados de alguna actividad realizada. Cuando somos responsables, tenemos la autoridad pero cuando prestamos cuentas, somos humildes y eso nos da el equilibrio ideal para que la espiritualidad florezca, de lo contrario desaparecería en medio del caos moderno y el deseo de progresar físicamente.

Así que cuando te sientas angustiado porque no tienes como cumplir con promesas realizadas o tareas asignadas, o bien cuando no tengas el ánimo o el coraje para explicar qué pasó, recuerda que eres este instrumento, este ser que permite algo increíble suceder. Concéntrate en esta consciencia y no sentirás el peso, pero la recompensa.

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