Como salvar el planeta Tierra
De tiempos en tiempos la consciencia colectiva genera un héroe. Puede ser tan real como un Mandela o tan imaginario como el Superman, no importa, pues lo que nos dice es que la humanidad clama por alguien que la salve...
Profetas, héroes, grandes personalidades, gente que se sacrificó para que los seres humanos nos sintiéramos bien. Para que experimentáramos la salvación.
Es más reciente sin embargo el empeño en salvar el planeta. Sí, durante milenios la humanidad de forma casi egoísta solo pensó en sí misma, hasta que un día despertamos a una realidad aterradora: en búsqueda de nuestra propia salvación, estamos destruyendo el planeta que nos sirve, alimenta y sostiene. Hasta ahora, el único hogar que tenemos.
Ese despertar ha generado un cambio profundo de percepción que poco a poco va influyendo en nuestro estilo de vida. No es solo algo ecológico, como lo fue en los 70. Es la búsqueda humana de un equilibrio con el restante del planeta.
Esta búsqueda alcanza a tocar nuestra forma de vivir mismo. Por ejemplo, una idea que a mí me pareció genial fue la de disminuir los platos en restaurantes, de forma a estimular a las personas a comer solo lo necesario, o ciudades que prestan bicicletas para que las personas no usen tanto carro. No son ideas locas, están basadas en datos estadísticos que muestran que lo que empezó con la ecología hoy llega al nivel de la consciencia.
Y en este nivel, todos podemos tener un rol por desempeñar, porque lo que ha destruido implacablemente la naturaleza ha sido nuestra consciencia - negligente, a veces arrogante, que no ha dado valor a lo que existe y no ha sabido equilibrar eficientemente el progreso humano con el progreso de la biodiversidad.
Cuando cambiamos nuestra consciencia, con la percepción de que realmente podemos llegar a este equilibrio donde el ser humano y el restante de la naturaleza se beneficien mutuamente, estamos aportando de una manera decisiva en permitir que vuelva el equilibrio. En salvar esta bella perla azul flotando en un negro océano.
Profetas, héroes, grandes personalidades, gente que se sacrificó para que los seres humanos nos sintiéramos bien. Para que experimentáramos la salvación.
Es más reciente sin embargo el empeño en salvar el planeta. Sí, durante milenios la humanidad de forma casi egoísta solo pensó en sí misma, hasta que un día despertamos a una realidad aterradora: en búsqueda de nuestra propia salvación, estamos destruyendo el planeta que nos sirve, alimenta y sostiene. Hasta ahora, el único hogar que tenemos.
Ese despertar ha generado un cambio profundo de percepción que poco a poco va influyendo en nuestro estilo de vida. No es solo algo ecológico, como lo fue en los 70. Es la búsqueda humana de un equilibrio con el restante del planeta.
Esta búsqueda alcanza a tocar nuestra forma de vivir mismo. Por ejemplo, una idea que a mí me pareció genial fue la de disminuir los platos en restaurantes, de forma a estimular a las personas a comer solo lo necesario, o ciudades que prestan bicicletas para que las personas no usen tanto carro. No son ideas locas, están basadas en datos estadísticos que muestran que lo que empezó con la ecología hoy llega al nivel de la consciencia.
Y en este nivel, todos podemos tener un rol por desempeñar, porque lo que ha destruido implacablemente la naturaleza ha sido nuestra consciencia - negligente, a veces arrogante, que no ha dado valor a lo que existe y no ha sabido equilibrar eficientemente el progreso humano con el progreso de la biodiversidad.
Cuando cambiamos nuestra consciencia, con la percepción de que realmente podemos llegar a este equilibrio donde el ser humano y el restante de la naturaleza se beneficien mutuamente, estamos aportando de una manera decisiva en permitir que vuelva el equilibrio. En salvar esta bella perla azul flotando en un negro océano.
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