Cambiando la forma de pensar
Nuestros pensamientos son la base de
nuestra existencia: lo que nos gusta y no nos gusta, donde invertimos nuestro
tiempo y dinero, libros que leemos o músicas que disfrutamos, nuestras mejores
y peores decisiones, con quienes queremos estar, etc.
Eso significa que su calidad impactará la
calidad de nuestras palabras y acciones, relaciones y todo lo que realizamos en
una vida. Entonces, ¿no vale la pena mejorar la calidad del pensamiento?
Si creemos que NO, preferimos que el
pensamiento surja naturalmente, pero si SÍ, entonces entramos en una gran
aventura donde podemos indicar la forma y contenido del pensar;
consecuentemente, redefinir la propia vida.
Tenemos que comprender cómo nace el pensamiento: a partir de la percepción del mundo en el momento y las
informaciones, conocimiento y sabiduría acumulados, incluso lo que compone
nuestra personalidad. Unimos los dos y experimentamos algo – esa experiencia es
un pensamiento, sentimiento, emoción o idea.
Por ejemplo, si ves una manzana en el piso,
no has comido nada en el día y estás retrasado al trabajo, ¿te agacharías, la
tomarías y comerías? En el campo de conocimiento, sabes que la manzana alimenta
muy bien, pero probablemente tu respuesta será NO si estás más preocupado con
aspectos como higiene o como me verían si
tomara una manzana del suelo y la comiera; será SÍ si sientes que no importa, una manzana no me hará daño, y
me da lo mismo qué piensen de mí.
Cambiar la percepción de la vida es
cambiarte… Después de todo, cuando tú
cambias, el mundo cambia. La razón es que al cambiar la percepción, las
situaciones tendrán un efecto distinto en ti e interactuarás con ellas de forma
diferente también. Una de las formas para realizar eso es la práctica de la
meditación, reflexión, contemplación o yoga.
Ese cambio de percepción solo funcionará si
hay conceptos adecuados y reales – la manzana rica en vitaminas se choca con la
posibilidad de los gérmenes que deben estar en ella por su presencia en el piso…
No es solo tener idea de algo, es aprender a discernir y priorizar, tomar
decisiones e implementarlas.
En un mundo donde las noticias más importantes
suelen ser falsas, mucho del conocimiento que usamos para manejar la realidad también
es falso, o por lo menos, no aplicable a la situación presente. La búsqueda del
conocimiento debe ser una prioridad por el efecto domino: impactará mi
percepción del mundo, que a su vez impactará mis pensamientos, que impactarán
mis acciones.
No olvidemos:
cuando yo cambio, el mundo cambia.
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