El respeto
Como sociedad humana vivimos una paradoja intrínseca:
individuos como islas teniendo que unirse con otras personas para crear la gran
red viva que habita nuestro mundo.
Eso implica que algo debe unirnos. Algo debe permitir que mi
individualidad o la de otros no se acabe, pues es lo que caracteriza a mí y a
todos como humanos.
Ese algo, ese
puente imaginario se compone de diferentes elementos que nos convierten en una
fantástica unidad. Respeto es parte
de la materia prima con la que el puente se mantiene.
Como un valor que cada ser tiene, todos lo tenemos, pero no
es objetivo, variando según cada persona. No solamente la variación ocurre en
términos del sentimiento que genera el respeto, sino en su expresión: vamos a
tratar a algunas personas de usted,
pero a otras simplemente sonriéremos.
En lo que he visto, no es sencillo respetar, ya que la base
de este valor es el hecho de la igualdad innata de todos los seres humanos y su
sensación y expresión depende de este reconocimiento. Somos iguales del punto
de vista biológico, pues todos tenemos que respirar, comer y beber, necesitamos
protección y varios elementos que nos son comunes, no importa quien seamos.
Del punto de vista espiritual, es mucho más profundo. Todos somos
REALMENTE iguales; las diferencias surgen con relación a cómo expresamos lo que
tenemos internamente y el impacto de las circunstancias a nuestro alrededor,
pero potencialmente no hay distinciones.
La espiritualidad permite que nazca el respeto genuino,
incondicional y universal que todos los seres humanos demandamos aunque pocas veces
entregamos.
Es el respeto que irá más allá del buenos días, firmando la plataforma para que experimentemos empatía
y expresemos solidaridad. Un tipo de respeto que puede cambiar definitivamente
la sociedad en la que vivimos, haciéndola más armónica, gentil y humana.
¿Cómo hacer? No importa quién sea la persona y no importa cuál
sea tu interacción con ella, mantén tu corazón limpio, reconoce en ella un ser
igual que tú mismo y expresa esta igualdad natural.
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